sábado, 26 de febrero de 2011

Sosiego errante

O tu simpatía velará lo turbio

Tal vez es esa ansiedad la que encubre
todas las vísperas disipadas
en nombre de una peluca de alondras
enterrada bajo el manto de la supuesta veracidad

Pues todos esos rostros estaban descubiertos
y el filo de los límites difusos
no aparta toda esta realidad que supera
que atropella

Las manos que atropellan no tienen dactilares
pero saben dejar huellas
no tienen tacto
pero saben dejar surco

Quizás era manca la figura que no se recuerda
y aún así aquí están las marcas del delito
acaso fuese suya la sombra de paranoia
que aturdía en la reserva

Arruinó tantas notas y melodías ya inaudibles
pervirtió el sonido de las letras más preciadas
arrancó de un solo tirón el pretexto de la huida
dejando una valija llena de inservibles trapitos

y entonces, en cada pista y cada baile
esa mano que atraviesa, insiste, rapta
no puede ser más que la intolerable mención silenciosa
entre todo ese barullo, del tabú de lo nocivo

se podrá montar una isla, un oasis invertido
entre las sierras que encierran
mas todo indica que los acontecimientos
ya no distinguen la realidad de lo ficticio

lo plano del relieve
lo rugoso de lo terso
ingenuidad, mera
ya se ha quedado sin tregua