Las manos rugosas
El cuerpo vacío
Los vidrios ojosos
La perdición mira
Te escapás a la miseria
Te acamás en el rincón
Te perdés en el espacio chico
Te ahogás en el espacio grande
No nos miran
La torre se derrumba desde los cimientos
Y no podemos parar de regocijarnos
De escombrarnos
Cimientos, ruinas, escombros
La casa vacía
A llenarla de porquerías
Para tapar, taparlo todo
Nada queda más que el cariño
Y todo lo material
Apesta a sacrificio
A mundano, a pasajero, a efímero
Y la trascendencia se hace efímera
Frente a todo eso
Al costado, un campo seco
Y las máquinas que no dejan de hacer ruido, en el silencio total
Todo pasa por el soma
Psico
Trauma sin trama
Trama sin traje
Todo encaje en un tramo
Todo psico soma tiza
En un instante
Y luego
Estalla
Entra en trance
Sin balance
Ni equilibrio
Sólo martirio
El delirio
domingo, 28 de noviembre de 2010
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2 comentarios:
"Nada queda más que el cariño
Y todo lo material
Apesta a sacrificio
A mundano, a pasajero, a efímero"
Y sin embargo somos mundo, pasajero, efímero. Somos materia, somos espíritu entrelazado, desposado e impregnado de fugacidad.
Lo que no se asume no se redime, decía Atanasio. Y la materia se vuelve noble cuando se muestra digna de hospedar algo más que ella misma. Cuando se abre, se deja permear por ese espíritu y conecta y funda la comunicabilidad de los espíritus entre sí.
Profundo y refinado tu poema, Barbi!
Pues prefiero ver la naturaleza, la flora i fauna, lo feo o hermoso que poesia en internes..
Me quede en lo de Barba Jacob, Quevedo, Gongora, Fortunato Vizcarrondo, Songoro Cosongo, Pales i Matos Paoli...No hay mah nah, por ahora.
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