Leer el
mundo sin temor a la dislexia.
Puedo
hacer un sinfín de interpretaciones de los acontecimientos más cotidianos.
Desgajarle lo poético a lo prosaico. Una hermenéutica de banalidades
significativas. Los objetos pueden hablarnos constantemente, espejarnos,
interpelarnos.
Mi
espejo más concreto tiene dos ruedas y es mi medio motor. La bicicleta. En un
corto período se le ha dado por interpelarme sin cesar. Los cambios, los
frenos, la rueda. Dime qué le sucede a tu bici y te leeré.
Resulta
hasta risible que cuando el inconformismo late, el inconsciente comience a
lanzarse en objetos ostensibles para tornarse evidente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario