lunes, 21 de julio de 2008

Oníricas

“Soñaba en colores y me sentaba en la cama para ver mis sueños”*.

Algunos eran grises, mojados. Sí, mojados… por la humedad. Un descuido, lo admito, a veces no regulo lo imprescindible. Otros eran en invernaderos, verdes y morados. Quizás uno azul, manchado de tinta, como cuando escribía con la pluma, allá, en segundo grado. Unos insignificantes eran amarillos, papiros antiguos. Escritos con letra gótica, decorados con memorias.

Pero los más importantes eran rojos. Con ellos no soñaba, me internaba en el cielo, me hundía en él como en un orgasmo, sintiéndome viva. Más viva que nunca. Y encerraban deseos, sentires, palabras mudas y un centenar de heridas producidas por el mismo rojo. Rojo de pasión, de sangre que sangraban las heridas.

El de aquel día era distinto. No era mi rojo pasionado. No era verde, morado, gris ni amarillo. Era arcoiris con franjas, soles y tormentas. Una de esas tormentas blancas resucitada de sequías. Ésta escondía algo. Llevaba presa en una gota toda mi historia. Presa e impresa, en un gota de cristal. En la gota, yo. Y sueños con títeres y marionetas. Pero en mi mano, una rosa seca. De sueños secos. Como los desiertos. Desiertos egipcios, arenas y pirámides. Una gota en el desierto. Una tan seca que humedeció el desierto. Y lo inundó de sueños. Claros y oscuros, beiges y negros. Azabache como mis negritos del África, a los que les sangraba el alma, se desangraban dejando huellas rojas. Como la rosa, seca. Secó océanos profundos. Navegué por el Atlántico, a la deriva. Llegué a América. Ahora verdes del Amazonas y madera, color selva. Salvaje y sempiterna.

Súbitamente una lanza selvática, americana, atraviesa mis sueños. Rojo. Esta vez otro rojo. Otro rojo en las sábanas de mi cama, donde soñaba en colores, sentada para ver mis sueños. Y cae una rosa roja al piso, seca de sueños, vacía y despierta.

*Tomado de Javier Villafañe del cuento “Soñar en colores”

25/08/05

1 comentario:

Anarmel dijo...
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