viernes, 25 de abril de 2008

Zapatilla artesanal


Oscuro suburbio de ciudad, noche glacial.

Caminaba con precaución observando cada detalle minuciosamente.

En la esquina un hombre se detuvo a conversar con una mujer un tanto llamativa de atuendos provocadores. De por medio había una calle. Quise oír la charla. Procuré buscar algo en mi bolso para que no pareciera extraña mi presencia inmóvil y así poder escudriñar, sin sospechas.

Estaban dispuestos a marcharse cuando algo los detuvo: una chiquita que vestía un pañuelo como pollera, un lienzo sobre sus pequeños pechos, y bolsas de arpillera atadas con hilo sisal, en los pies. Se acercó a ellos. La cara manchada, los ojos café con una expresión perdida. Sostenía en su mano una bolsa de papel madera abollada.

De pronto comenzó a vociferar palabras incoherentes. Entre todos los sonidos casi indescifrables, pude distinguir un pedido, pero no llegué a apreciar de qué era.

Como ninguno le respondió, la niña al no recibir dinero, asió una navaja oxidada de su “zapatilla artesanal” y arremetió contra ambos. Sin dar tiempo a reacción alguna, de un salto sumergió el cuchillo en el pecho de la mujer y al instante en el del muchacho. Al ver que yacían en el suelo buscó a tientas en los bolsillos de la ropa, tomó sus billeteras, las guardó junto con la navaja ensangrentada en la “zapatilla artesanal” y echó a correr hacia el lugar donde estaba yo.

Me quedé ahí, esperando a que algo sucediera…

08/05/03

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