viernes, 25 de abril de 2008

Desteñido


Un grito desahuciado, descolorido, sin tinte. Un grito mutante, iba adoptando diferentes estados.

Corría el rumor de que su muerte había sido consecuencia del aislamiento, era un completo ermitaño. Sin embargo, algún rastro ha quedado. Daba a entender que el grito tenía vida propia, lo parió desde sus entrañas. Simplemente el embarazo había durado veinte años.

Salió de su boca, salpicando, visitó tantos oídos sordos, inquieto iba y venía, subía y bajaba. Tenía incontables tonos. Agudo, vivaz, grave, ronco, agonizante, tieso, juguetón y hasta silencioso. Enmudecido por los gritos de la casa, paredes que también hubieron de parir gritos.

Supo arrasar con la pintura, resquebrajar el techo, oscurecer el sol que se arrastraba vagamente por las hendijas de la ventana.

Los objetos fueron cobrando un negro profundo, o un blanco que contrastaba tanto. Algunos grises se mezclaban.

Y los colores escurriéndose deprisa, por las grietas; como él…

El grito seguía, muchos creemos que nunca se apagó. Será que no está muerto, será que ahora su tumba grita, más fuerte, más dolorosa.

12/02/08

No hay comentarios: