viernes, 25 de abril de 2008

Lapsos risueños


Sonsacaba sonrisas al tiempo. Tenía la inquietante sensación de que éste huía de alguna esfera con agujas incrustadas. Se reían de él, de su entretenida confusión con la que pasaba horas y días.

Eran días sin mañanas, tardes sin noches, lunas sin cielo. Impaciente, a carcajadas recorría una pérdida de calendarios. Salteaba aniversarios, burlándose de los segundos. Atravesaba el tiempo, inmutable en su mecedora de madera.

El café, un estabilizador efectivo, no hacía más que crear ilusorios momentos anacrónicos.

Pero el reloj seguía corriendo a antojo propio. Sin responder a ningún amo.

Debió sacrificar tantas profesiones, innumerables carreras, por prestar atención a la alhaja inútil que se mecía en su muñeca. Reminiscencia que vaya uno a saber cuándo le había dejado alguien. Imposible recordar quién, se ocupaba demasiado de aquel artilugio como para conocer otra cosa.

En fin, alguna vez había existido vida dentro de él; algún amanecer espléndido le permitió (antes o después de aquella tortura tictaqueante) acordarse de una mujer, grabarla en la memoria desaparecida de una eternidad inmóvil.

13/02/08

1 comentario:

Alejandro Bertolini dijo...

me en-can-tó. Hoy acabo de dar un final sobre la dimensión espacio temporal en la metafísica trinitaria de Florenskij! Así que me encantó!!! Siga así1!!